Aborto y Eutanasia

Publicado el 19 de marzo de 2022.

Historias de Paco Sanz ✍️

De joven me pretendí objetor de conciencia y objeté a la mili. No me sirvió de mucho, por comodidad, por cobardía, la hice. Cuando me dijeron que ya era médico objeté la eutanasia y el aborto, nunca he tenido la ocasión que ver qué haría llegado el caso. Supongo que volvería a hacer lo más fácil, hacer lo que se espera de mí: “a los amigos el culo, a los enemigos por el culo, a los indiferentes, la legislación vigente”.

A los que objetamos la guerra, la eutanasia o el aborto, ahora se nos pone a parir. Yo además objeto a las ministras unidas y airadas, a la OTAN y a la Desunión Europea. Objetar sirve para poco. La valiente movida de los objetores insumisos es ciertamente pequeña frente a lo que tienen delante. Pero no es pequeña frente a otras cosas: por ejemplo, frente a la nada absoluta.

Lytton Strachey, un homosexual extravagante amigo de Virginia Woolf que tenía el don particular de encontrar la frase adecuada en el momento adecuado, en 1914 se hizo objetor de conciencia. El patriotismo era entonces una cosa más seria que ahora, y los machotes mucho más machotes que los de ahora. Fue llamado a declarar ante un Tribunal Militar. Los oficiales británicos le preguntaron qué haría en caso de que un soldado alemán pretendiera violar a su hermana. Su respuesta fue: “Intentaría por todos los medios, ponerme entre ellos”.

Tal como nos están presentando lo malos que son los rusos, objetar a la guerra se pone difícil. Con el poder que ha adquirido la izquierda cualquiera se atreve a objetar el aborto o la eutanasia. La izquierda es primordialmente abortista, y partidaria de mover la línea roja de la eutanasia cada vez más contra el enfermo. En éstos, como en otros casos los de izquierdas no están del lado del más débil.

Porque en el caso del aborto el asunto es sólo entre la madre y el neonato, y no necesariamente entre la madre y el posible violador. Tratar a los hombres como violadores en potencia: a ésto hemos llegado. Pobres mujeres. En el caso del enfermo hay que huir del encarnizamiento terapéutico, cuando falta el dinero mejor llamar cuanto antes a los paliatistas… Pobres de nosotros.

La Iglesia de la Eutanasia, que forma parte de los movimientos de extinción voluntaria, tiene cuatro pilares: el suicidio, el aborto, el asesinato y la esterilidad. Hasta la llegada de los modernos fármacos a las mujeres les costaba mucho abortar. Los que abortaban eran los médicos. A menos que se entienda por abortar sufrir, no practicar, un aborto. A los enfermos se les llama con facilidad “terminales”, es un diagnóstico facilitador porque entonces no hay que dejarles morir, el médico puede matarlos. Piadosamente.

Mejor que en lo de resbalar de una cosa a la otra no exageremos. Aplico lo de la pendiente resbaladiza Slippery Slope: una vez reconocido el derecho al suicidio es imposible limitarlo de un modo aceptable; con mayor razón el de la eutanasia; del por qué no acabas de una vez al por qué no dejas de una vez de dar la lata, sólo hay una pequeña diferencia de matiz. Del deseo de una muerte digna al de una muerte a tiempo, otra. Como la que existe entre no considerarte digno de vivir, a que sean otros los que lo consideren por tí.

Historias de Paco Sanz ✍️

6 comentarios en “Aborto y Eutanasia

  1. Lo que hay que tener muy claro es que debemos ser responsables de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras decisiones y de todo lo que sale por nuestra boca. Cuidar nuestra mente y nuestro cuerpo a través de una alimentación sana y el deporte en su justa medida, para que tengamos que visitar lo menos posible los lugares de señores con bata blanca que no siempre decidirán en favor de lo que es mejor para nosotros sino de quién llena sus bolsillos.

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