ADICCIONES…

Publicado el 13 de noviembre de 2022.

Historias de Paco Sanz ✍️

Soy adicto a mis costumbres, estoy sometido a su tiranía. Son prueba de cómo entiendo lo de vivir bien la vida: relajada y miserablemente. Se es un sumiso a las costumbres cuando uno no tiene interés en cambiarlas; cuando la persona no tiene “más remedio” que continuar con su patrón de costumbres, el que sea… El aspecto sorprendente de la adicción es que a veces termina.

Hemos multiplicado el uso de los opioides porque cada vez estamos menos dispuestos a aguantar el dolor que sentimos, o porque somos unos adictos del demonio, o por las dos cosas. ¿Quién sabe…? Cuando los adictos -a lo que sea- van a la consulta porque ellos quieren, tienen de un 20 a un 30% de posibilidades de librarse de su adicción. Si van por resoluciones policiales o judiciales, un 8%. Pero si van conducidos por su familia apenas tienen un 1% de posibilidades de lograrlo… También pudiera ser que se tratara de que no aguantamos a nuestra familia.

¿Hará la humanidad caso de algo que implique limitar su adicción a la comodidad inducida, farmacológica y tecnológicamente entendidas…? Tal vez el destino del hombre sea vivir una existencia corta pero apasionante, excitante y derrochadora, más que una vida prolongada, tranquila y vegetativa.

Pero es que la bondad es también una cuestión de huevos, de ovarios: ser valiente es ser bueno.

Hoy la mayoría de las necesidades son de carácter social y psicológico, pero con excesiva frecuencia se busca satisfacerlas por medios materiales. O químicos. El resultado, es que la satisfacción proviene más de la adquisición de los bienes que de la posesión de los mismos, convirtiéndonos en adictos al flujo de drogas o de bienes; situación que al mismo tiempo se halla en la raíz de los problemas mentales y ecológicos. Las empresas que estimulan esta actitud gozan del apoyo incondicional, la gratitud, e incluso las subvenciones de los gobiernos orientados hacia la cura: el crecimiento…

Supongo que es por lo adicto que soy (vivo en la ciudad que nací, el trabajo que aprendí con mi padre es el que he hecho durante cuarenta años, hace más de cincuenta que vivo con la misma persona, en la misma casa, etc) por lo que no he podido olvidar aquéllo que dijo Lincoln acerca de la sucia adicción al sexo: “A mi juicio, quienes nunca caímos víctimas de esa adicción, fuimos protegidos más por la ausencia de apetitos, que por cualquier superioridad física, mental o moral sobre los que sí…»

Sin embargo, a mi presencia en los lugares comunes muy adicto no soy, los lugares comunes presentistas me son mortalmente tediosos. Y es que esta adicción presentista sólo induce en mi caso sopor intelectual, afán repetitivo, y disciplina lanar.

Entre los hombres de mi familia lo de salir de casa a darnos una vuelta, un buen paseo antes de que nos manden a paseo, es una costumbre inveterada, antigua y arraigada… Somos adictos a ella.

Historias de Paco Sanz ✍️

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